¿Qué es la serigrafía?
La serigrafía es una de las técnicas de estampación más duraderas y versátiles. Consiste en transferir tinta a través de una malla tensada sobre un bastidor. Esa malla se bloquea por zonas mediante un proceso de emulsión fotosensible y revelado, lo que permite que la tinta pase solo donde queremos que aparezca el diseño.
Dicho así parece sencillo, ¿verdad? Y en esencia lo es. Pero antes de adentrarse en este mundo conviene conocer un poco más el proceso y los materiales, para entenderla y verla como la gran aliada de tus proyectos.
A la malla se le suele llamar de muchas formas —pantalla, seda, sablón— aunque en La Cosmonauta la llamamos simplemente “pantalla”. La serigrafía funciona por capas: cada color requiere su propia pantalla. No todas son iguales, ya que existen diferentes densidades de malla (algo así como la “resolución”), que deben combinarse con el tipo de tinta y el material a estampar.
Cada pantalla se prepara mediante un proceso de emulsión y revelado. Se cubre con una emulsión fotosensible y se expone a la luz con el diseño colocado encima. De este modo obtenemos una plantilla exacta. Para cada color necesitamos un positivo opaco, que puede hacerse a mano o imprimirse; en diseños grandes o con varios tonos hay que filmar un positivo por cada color.
En La Cosmonauta trabajamos sobre todo con tintas al agua, porque son las más ecológicas, transpirables y duraderas. Existen muchas más: opacas, semitransparentes, fosforescentes, metálicas, fluorescentes, corrosivas, hinchables… elegir la adecuada depende siempre del tejido. Por ejemplo, una camiseta negra necesita una tinta con más pigmento que una blanca, y eso implica usar una pantalla distinta.
Como regla básica, necesitaremos una pantalla por cada color, aunque en serigrafía hay sorpresas: es posible obtener nuevos tonos superponiendo tintas semitransparentes sobre colores ya estampados. Eso sí, no todos los materiales aceptan cualquier tinta ni todos los efectos se logran igual; en casos especiales conviene consultarnos. También trabajamos bajo pedido con técnicas adicionales como tintas solventes, de doble componente o aplicación de foils.
El momento de estampar es tan sencillo como mágico: se coloca la tinta sobre la pantalla y, con una racleta, se hace pasar de un lado a otro para transferir el diseño.
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Ten en cuenta que en esta técnica no se pueden reproducir degradados al uso, que el registro de colores nunca será tan perfecto como en la impresión digital y que siempre hay un pequeño porcentaje de merma. Pero precisamente esas capas, transparencias y pequeños desajustes son los que hacen de la serigrafía una técnica única, con un encanto especial que seguimos amando día tras día.